AQUÍ ESTAMOS (EL BAILE DE LAS AHOGADAS) LIBRO | Ángel Calle | Amargord, 2016 | 76 págs. | 10 € Por ALBERTO GARCÍA-TERESA
Además de un buen número de poemas breves, el poeta y ensayista Ángel Calle, con un registro cercano, construye a base de versículos extensos piezas que tienen una pretensión totalizadora: aspiran a recoger de forma crítica la situación social, política y económica del mundo. Hace, así, un recorrido por las últimas décadas a base de resaltar acontecimientos o procesos simbó- licos hasta llegar al presente. Esa perspectiva universal, apegada al internacionalismo, se detiene en señalar los ataques a la dignidad de lo vivo (humano y no humano) y también en ensalzar las muestras de resistencia. Porque, en efecto, la suya es una poesía que celebra la desobediencia, que canta los vínculos creados por quienes viven y piensan a contracorriente. Se basa en los lazos, en la complicidad y la tenacidad de la insumisión. Igualmente, se constata una notable presencia de elementos naturales y también, entre lo humano, de lo reproductivo. Así se manifiesta la atención a lo vital (y a su continuidad) en una situación de agresión como la actual (por el capitalismo y el patriarcado). No en vano, Aquí estamos se trata de una obra de reafirmación, en la que el autor habla de nuestro vacío y de cómo seguimos alimentándolo a través de la sociedad de consumo y de la fe en el productivismo. En ese sentido, trata de explicar los mecanismos del sometimiento, de desentrañar las pequeñas trampas que nos ha ido colocando y que hemos aceptado sin ser demasiado conscientes: la falsa comodidad, la docilidad del pensamiento, la accesibilidad a bienes y deseos inducidos, la ambición o la insatisfacción continua. Así, desenmascara contradicciones y denuncia el control social y la “tecnolatría”. Pero, frente a su modelo, el autor nos abre a otra forma de vivir: humilde, respetuosa, empática, solidaria, rebelde y atenta a los cuidados y los afectos. Porque Ángel Calle no sólo denuncia, sino que va lanzando pistas para construir y hacer presente ese otro mundo posible e indispensable. J onathan Franzen afirma en una entrevista que la novela social está obsoleta. Sin embargo Libertad, su primera novela después del 11S, siendo fiel a esa afirmación, contiene a lo largo de sus más de 600 páginas una carga evidente de análisis y reflexión sobre la sociedad americana en un sentido político. Estados Unidos es el país de la libertad, y la novela relata la vida de varios personajes que a través de los años deben enfrentarse a las consecuencias del ejercicio individual de esa libertad. Pero sus actos se enmarcan en un contexto concreto, una comunidad configurada por lazos de familia, vecindad y amistad. A través de esos lazos, la historia y el ser social se manifiestan como elementos constitutivos del ser humano en su concepción universal. En la misma entrevista, Frazen habla de cómo se convirtió en escritor y de cómo decidió qué tipo de escritor quería ser. Se refiere a su padre y su madre, gente humilde y sencilla, sin estudios superiores, a los que, dice, no quiso abandonar. Por eso la prosa de Libertad es directa y clara, ágil y equilibrada, y a la vez nos introduce en la psicología de unos personajes cuya intimidad relata con precisión y honestidad. La voz cambia de un personaje a otro, tejiendo una red de relaciones no solo marcadas por lo estrictamente emocional o psicológico, sino también por su forma de estar en el mundo, su actitud ante la realidad social y política. Por eso Libertad es una gran novela coral emparentada con Guerra y paz de Tolstoi, que desde la esfera íntima retrata una sociedad compleja en un momento histórico determinado, con una mirada crítica sobre la
(Texto y fotos: José Luis Rúa)
